Por Aurelio Nicolella
No le creo nada al régimen y gerontocrático chino, país donde no existen las más elementales libertades individuales ni sociales. Sin libertad de expresión y de prensa, sin libertad de afiliación, sin ser auditados por agencias internacionales, no son para nada creíbles ni confiables. No tengo dudas que las cifras de contagiados y muertos que publican debe multiplicarse por varios números.
No pretendo defender ninguna postura, incluida la del poco cerebro de Donald Trump, puede no gustarte Estados Unidos, pero lo cierto es que China tiene un régimen totalitario comunista genocida que oprime a su propio pueblo y eso es innegable, no hay forma de demostrar lo contrario.
Si en algo son especialistas los regímenes totalitarios comunistas, especialmente el chino, es en vender humo, como decir que ya casi tienen la vacuna, vacuna que no se vio en la ayuda que enviaron a Italia en estos días, que solo consistió en respiradores artificiales y algunos médicos.
Lo que muchos en occidente no entienden es que China no es primer mundo, es básicamente como un espejo como la Argentina con más de mil millones de personas y un ejército bien armado, es solo eso. Un país que tiene un solo uso horario en donde debería existir como mínimo siete, una zona rural completamente esclavizada. Pero lo que los ojos occidentales solo miran es los edificios de Beijing o Shanghái. El resto la china profunda esa no es filmado ni mirado.
Pero China continental es marxista, y sabemos bien que el marxismo siempre se caracterizó por ocultar sus desastres, quién no puede olvidar el régimen de Stalin nunca se aclaró los millones de muertos, también que la Unión Soviético ocultó el desastre de Chernobyl.
Pero el régimen chino nos tiene acostumbrados al ocultamiento, la “Gran hambruna china de 1958” provocó casi ocho millones de muertos; las purgas y muertes de la “Revolución cultural de Mao Tse Tung“ de 1966, o el ocultamiento de las masacres de la Plaza de Tiananmén de 1976 y 1989 nunca se supo qué pasó y cuántos muertos hubo.
La violencia que está ejerciendo el ejército rojo en Hong Kong y Macao, o el sometimiento de décadas del Tibet.
Porque entonces creer en que China se ha logrado superar la epidemia del Coronavirus es tan infantil como creer que los estadounidenses infectaron China.
Se sabe que el gobierno de China es responsable, ante el mundo de la catástrofe que estamos padeciendo.
La pandemia ya se sabe que empezó en noviembre del año pasado y durante meses el gobierno asiático lo oculto pensando que podría ser dominado, pero lo que sucedió que se propagó por el mundo a una velocidad increíble.
Ahora, nos enteramos que el gobierno chino ha dejado de testear a la gente para que aparezca que la pandemia cedió en su territorio; ello manifestar como que tiene superada la pandemia. La pregunta sería: ¿Porque no deja que monitoree la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.)? los resultados y elaborar un informe al respecto.
Creo que el mundo necesita respuestas y China las debe contestar, sus gobernantes deben estar a la altura de los acontecimientos y no pretender seguir mintiendo u ocultando la verdad. Que no le guste a los jerarcas del Partido Comunista Chino que el alocado presidente estadounidense diga “Virus chino” en vez de llamarlo por su nombre científico, es producto de su aislamiento a proporcionar información al respecto.
Cabe destacar que hasta Cuba en un rapto de moralidad y no crear falsas expectativas manifestó públicamente que no tenía la vacuna tal como lo pregonaban los “procubanos occidentales”, aseguro que sí están sus científicos investigando al respecto para encontrar una cura a la esta pandemia.
Porque creerles entonces a los chinos, un país siempre vedado a los occidentales, las cifras de infectados y muertos que misteriosamente se han frenado de la noche a la mañana, son muy extrañas.
es necesario que diga el gobierno chino la verdad e informe con verdad y realidad lo que acontece a su población por en esta pandemia que es el “Coronavirus Covi 19” sería el mejor aporte a la humanidad.
Lo mejor mientras se busca la cura a este flagelo es seguir quedándonos en casa, hacer caso a las autoridades, en mi caso personal Argentina, y no comprar mentiras.
COLABORACIÓN
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