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GREGORIO XVII, EL PAPA QUE NO FUE

Por Aurelio Nicolella.

El cardenal Giusseppe Siri, que fue elevado a ese rango por el papa Pío XII en la década del cincuenta, nació en Génova, Italia, fue arzobispo de Génova durante más de cuarenta años.

Poco se sabe, solo algunos memoriosos recuerdan que Siri, fue elegido Papa en el cónclave de 1958, tal es así que en los ambientes conservadores de la iglesia romana, se sigue sosteniendo la tesis o teoría de la conspiración del ala más liberal y progresista del colegio cardenalicio.

Debemos remontarnos a 1958, los mismos servicios secretos de las potencias occidentales, estamos en pleno apogeo de la "guerra fría", habían visto con buenos ojos la designación de un ultraconservador en la silla de San Pedro, es así que un hecho curioso es que el 26 de octubre de ese año 1958 los asistentes a la plaza San Pedro pudieron ver durante varios minutos salir de la chimenea de la Capilla Sixtina, donde se encontraba reunido el cónclave de cardenales para la elección del sucesor de Pío XII, el famoso humo blanco, lo que significaba que había sido elegido un nuevo Papa, pasados los minutos el humo blanco fue convirtiéndose en negro, pero en ese ínterin, se barajo la intriga más espectacular jamás realizada en la elección de un Papa.

Paul L. Williams, escritor y periodista estadounidenses, ha sido uno de los que han mantenido la tesis de la conspiración, según datos e informes reservados de los servicios secretos (CIA) como también de un “dossier” del “Federal Bureau of Investigation” (FBI), fueron informados que el Cardenal Siri había sido elegido legítimamente Papa el día 26 de octubre de 1958, que el mismo Siri había aceptado su elección y que había manifestado elegir el nombre de Gregorio XVII para su papado. Pero que a pocos minutos de la elección los cardenales del ala más liberal juntamente con los cardenales de la Europa Oriental habrían obligado a que inmediatamente renunciara, por su condición ultra-conservadora y de abierto apoyo a las políticas de las potencias occidentales hacia los países de la órbita soviética, manifestándole que se producirían graves desórdenes y el asesinato de muchos clérigos que se encontraban detrás de la cortina de hierro.
Según algunos investigadores quienes fueron cabeza de la avanzada que obligaron o incitaron a la renuncia del Papa elegido fueron los cardenales reformadores franceses, que venían exigiendo desde hacía años reformas dentro de la cúpula y la liturgia católicas.

Cabe acotar que el biógrafo de Siri, el teólogo italiano Raimundo Spiazzi, no menciona en su obra literaria el tema de su elección papal.

Pero según el presbítero y político italiano Gianni Baget Bozzo, los motivos que dieron los cardenales en hacer dimitir a Giusseppe Siri de la tiara y el “Capello papale”, en 1958 era muy joven de edad contaba con 52 años, se consideraba que no estaba preparado para hacer frente al nuevo orden político establecido en el mundo en donde dos bloques se peleaban por tener la hegemonía del poder mundial.

Así el día 28 de octubre de 1958, dos días después de la frustrada elección del que pudo haber sido el Papa Gregorio XVII; contando con 77 años fue elegido como nuevo sucesor de San Pedro Angelo Giuseppe Roncalli, ante la sorpresa del mundo entero y de los gobiernos del mundo occidental, escogiendo el nombre de Juan para su papado y llevando el número XXIII en la sucesión del nombre. Roncalli comenzó la reforma más importante de la iglesia Católica, dando inicio al Concilio Vaticano II.

Giuseppe Siri, se opuso fuertemente a las reformas introducidas por Roncalli, en los años sesenta, para modernizar la iglesia Católica. A él le pertenece el haber asegurado en aquellos tiempos que la Iglesia tardaría muchos años en recuperarse de esta reforma liberal y perniciosa.

No obstante, su calidad de conservador siguió siendo papable en los otros tres cónclaves para elegir Pontífice, pero la suerte ya le fue adversa ya que en 1963, no fue considerada su figura para ser Papa, puesto que no hubiera sido una imagen positiva para concluir el Concilio Vaticano II por alguien que siempre fue opositor al mismo, en 1978 en los dos cónclaves había estado a favor de Karol Wojtyla, ya que siempre sostuvo públicamente que Juan Pablo II, sería capaz de restablecer la autoridad papal y ganarle al comunismo. Es sabido que Siri hizo una especie de “lobby” días previos a la reunión del segundo cónclave de 1978, como testigo esta la nota realizada por “La Gazzetta del Poppolo” en donde el purpurado atacaba abiertamente las reformas de Juan XVIII y Pablo VI.

Cabe mencionar que Siri habría obtenido la mayoría en el primer recuento de votos, en el cónclave de agosto de 1978, pero fue derrotado, en última instancia por el Cardenal Albino Luciani, quien sería Papa Juan Pablo I.

Fue un personaje importante, que movió piezas claves dentro de la iglesia, aunque estuvo a punto de llegar a presidir la iglesia Católica, y no pudo, fue el delfín del Papa Pío XII. Su condición de ultra conservador nunca el cambio tal es así que pocos meses antes de fallecer manifestó en una entrevista que se sentía apenado por no haber hecho el esfuerzo de haber aceptado lo que Dios le propuso, y que había cometido un gran error; dando a entender en lo triste que la iglesia Católica se había convertido después de la muerte de Pío XII. 


Siri pasó sus últimos días en la Villa Campostano, puesto que su benefactora la condesa Carmela Campostano en su testamento había ofrecido hospitalidad al arzobispo, que supo defender las tradiciones cristianas. Ya había renunciado al cargo eclesial, se retiró a dicha residencia donde falleció el 2 de mayo de 1989.
Se acaba así la historia del que criticaba abiertamente a sus colegas cardenales diciendo que la jerarquía eclesiástica de su tiempo sucumbía ante la fascinación del marxismo.

Poco queda del delfín de Pío XII o de Gregorio XVII el Papa que no fue, su historia es conocida solo por pocos. Lo que sí se sabe es que los cambios de su época fueron más rápido que la intención de no cambiar. Como se dice el tiempo lo supero.