Por Aurelio Nicolella
LA MASACRE DE LOS CHARRÚAS
En el momento mismo en que Uruguay fue independiente de la dominación brasileña y de las pretensiones de incorporación argentinas, comenzó a gestarse una clase dominante burguesa, la misma pretendía que el Uruguay fuera un país moderno mirando hacia el mundo occidental culto, cuyo referente era Europa, por lo tanto era impensado que coexistiera esta nueva sociedad junto con los pueblos autóctonos que vivían en un estado salvaje y nómade, entonces fue necesaria su eliminación, así los pueblos charrúas que eran un grupo étnico de pueblo amerindio que habitaban como dijimos desde hacía siglos en los actuales territorios de Uruguay, el litoral argentino y el sur brasileño.
Los charrúas es una etnia de la raza guaraní, compartían el territorio uruguayo junto con otras tribus como los chanáes, yaros, minuanes, arachanes y bohanes.
Ante la fundación de Montevideo por los españoles los charrúas se corren más hacia el norte del país, no interfieren en el avance española de conquista lo cierto es que ellos jamás intervenía o realizaban malones contra la población española, decir que no existía una buena convivencia entre ambos es mentir.
Lo cierto que los más guerreros, bravos, belicosos y prestos para defender lo que creían justo los charrúas, no habitaban en lugar determinado, vagaban por las cuchillas, valles y a la orilla de los ríos solían acampar, pero tenían una características que los hacían únicos eran fieles, tanto lo eran que José Gervasio Artigas en las distintas batallas por la independencia de la dominación luso-española estuvieron allí, brindaron su sangre para la gesta emancipadora, también lucharon contra los soldados brasileños durante la ocupación imperial.
Pero su lealtad no solo era por las causas que predicaba Artigas, sino también para con su estilo de vida, nunca se los pudo someter para que dejaran de ser nómadas y eso fue precisamente su condena a muerte, no era admitido por los nuevos terratenientes que vagaran por sus campos, tomando los ganados para alimentarse, los caballos para movilizarse y los cueros de las vacas para vestirse.
Cuando ya las luchas independentistas habían concluido, los charrúas comenzaron a ser un estorbo para el proyecto de país que Fructuoso Rivera y sus aliados políticos quería instalar para el Uruguay,
Entonces el día 11 de abril de 1831, estando a cargo de la primera presidencia del neo-país el General Fructuoso Rivera y siendo su Ministro de Guerra el General Manuel Oribe se llevó a cabo la “Matanza del Salsipuedes” en las cercanías del río Queguay Grande, ubicado en el centro del país, en dicha batalla fueron prácticamente exterminados, los charrúas
Rivera convocó a los principales caciques charrúas, llamados Polidoro, Rondeau, Brown, Juan Pedro y Venado, junto con todas sus tribus, a una reunión diciéndoles que el Ejército los necesitaba para cuidar las fronteras del Estado, a fin de llevar a cabo acciones militares, como siempre lo habían hecho al llamado de los patriotas uruguayos, fueron, pero mientras esperaban en la hondonada, los soldados de Bernabé Rivera, sobrino de Fructuoso Rivera, comenzaron a dispararon sobre ellos desde lo alto de las cuchillas produciendo la matanza, los pocos que sobrevivieron fueron tomados prisioneros, entre ellos muchos niños y mujeres llevados a Montevideo y fueron destinados a ser sirvientes de las familias más acaudaladas de la capital, a veces vivían estado de esclavitud, muy distinta a la forma en que eran tratados los negros que recibían un trato de criados por dicha familias.
El profesor Lincoln Maiztegui Casas, describe perfectamente la situación que vivieron los charrúas en su proceso de exterminación por el hombre blanco manifiesta que "…la desaparición de los charrúas fue un proceso paulatino que llevó más de doscientos años y que se generó a partir de la ocupación del territorio por europeos…".
Para el historiador uruguayo la diferencia entre guaranies y charrúas fue que: “…los guaraníes se adaptaron y los charrúas no y, por ello, fueron gradualmente extinguiéndose. Miles murieron, otros miles huyeron al noroeste a Brasil, otros miles se quedaron como siervos y se mestizaron con los blancos perdiendo su cultura. La principal justificación de la élite criolla era el supuesto intento de "civilizar" a los indios, "mejorar" la raza uruguaya y evitar el abigeato. El país tenía un importante número de ganado vacuno y equino constantemente amenazado de robo por parte de los indígenas...”
Lo cierto es que el único legado charrúa a la raza uruguaya, hoy en día es la del vínculo de valor, de fuerza, de fiereza, de orgullo guerrero, de victoria bélica nada más que para lo deportivo.
LOS CHARRÚAS EN LAS ISLAS MALVINAS
Luego de “La Matanza de Salsipuedes”, y la toma de prisioneros de los sobrevivientes algunos de ellos fueron hacia la capital a las familias pudientes, pero otros muy pocos fueron comprados y enviados por comerciantes ingleses a las islas Malvinas, cuya ocupación se encontraba en esos momentos en manos de los argentinos y del gobernador Luis Vernet, eran llevados para realizar tareas en las haciendas de los pocos terratenientes argentinos, británicos y estadounidenses en las islas, la mayoría falleció por las inclemencias del clima de las mismas.
Era común ver como los charrúas debían recorrer kilómetros llevando de un lugar a otro al ganado ovino para hacerlos pastar y cuidarlos, único animal que se adaptaba al riguroso clima insular.
Los charrúas emigrados a la fuerza a aquellas tierras lejanas habían dejado una geografía ajena a su hábitat, un clima subtropical por temperaturas inferiores a cero grado, la nieve que era desconocida para esta etnia, compartía con ellos gran parte del año.
Entonces caían enfermos y luego ante la indiferencia de sus dueños, quienes los habían comprado a bajos precios en subastas que se realizaban en Montevideo, hacía que no se justifica gastar en brindarles los mínimos cuidados, con lo cual terminaban muriendo.
Los más afortunados pasaban a trabajar en tareas domésticas de las casas de sus dueños o dentro de los galpones de los latifundistas esquilando a las ovejas y todas las tareas rurales que los alejaba momentáneamente de las inclemencias del tiempo malvinero.
Esos mismos, fueron los que el 26 agosto de 1833 junto al gaucho entrerriano Antonio Rivero tomaron el establecimiento que fuera de Luis Vernet, después de seis meses que los ingleses habían ocupado ilegítimamente en enero de 1833 las islas, en la rebelión falleció el gobernador británico y sus principales colaboradores.
La sublevación fue aplacada y algunos de los insurrectos fueron muertos y otros tomados prisioneros y conducidos a la nave “SMB Conway” con destino a Valparaíso, Chile y de allí embarcados en 1834 en la nave “Dublín” hacia Londres, los tribunales ingleses no aplicaron la pena de muerte y quedaron absueltos de los delitos ya que consideraron las autoridades británicas que los hechos acaecieron fuera de la jurisdicción de La Corona de Su Majestad.
Los compañeros de la rebelión del Gaucho Rivero que fueron llevados a juicio en Londres fueron los dos gauchos y los cinco charrúas agauchados: Juan Brassido, José María Luna, Manuel González, Luciano Flores, Felipe Zalazar, Marcos Latorre y Felipe Manuel Godoy.
Mientras que de Antonio Rivero los mitos dicen que regreso a la Argentina y falleció el 20 de noviembre de 1845 en la defensa de la Vuelta de Obligado, otros testimonios dicen que falleció a edad avanzada y de muerte natural, en cuanto a los charrúas se les perdió el rastro, pudiendo ser que se incorporarán a la sociedad argentina de la época meztizandose con la población.
LOS CHARRÚAS EN FRANCIA
El director del Colegio Oriental de Montevideo, el francés François De Curel consideró que el contacto directo con sobrevivientes de una raza próxima a su extinción despertaría el interés del público y de los científicos franceses y solicitó al Gobierno uruguayo autorización para trasladar a 4 de ellos a París. Se organizó una empresa para la ocasión para exhibirlos y estudiarlos en un zoológico humano, fueron denigrados
Lo charrúas que viajaron a Francia fueron María Micaela Guyunusa y dos hombres: el chamán Senacua Senaqué y el cacique Vaimaca Pirú. El joven guerrero Laureano Tacuavé Martínez fue elegido por el gobierno entre los que se encontraban en prisión. El grupo es conocido en Uruguay como "los últimos charrúas" y partió en barco rumbo a Francia el 25 de febrero de 1833 con Guyunusa embarazada de dos meses.
La exposición se realizó en un callejón cerca de los Campos Elíseos tuvo poco éxito, y tres de ellos murieron ese mismo año de 1833. Sus esqueletos fueron preservados, lo mismo que sus órganos en frascos y fragmentos de piel y muelas de los tres cuerpos, durante 170 años en los sótanos del Laboratorio de Antropología Biológica que se encuentra en el Palacio de Chaillot.43 La hija de Guyunusa nacida en Francia murió al año siguiente, mientras que Tacuabé logró escapar y se perdió su rastro. El 17 de julio de 2002 los restos de Vaimaca Pirú fueron repatriados a Uruguay y sepultados dos días después en el Panteón Nacional con una gran ceremonia.
COLABORACIÓN
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