Por Aurelio Nicolella (*)
“Una mentira nunca vive hasta
hacerse vieja” (Sófocles, poeta griego del siglo V, Antes de Cristo).
El relato kirchnerista |
En Argentina desde hace tiempo venimos asistiendo al
relato de un gobierno que lo único que ha instalado en la sociedad son unas
narraciones de mentiras que trata de convertirlas en realidad. Pero que el
relato kirchnerista sea funcional al oficialismo se puede decir que es culpa de
la oposición, ésta poco y nada hace para
que dicho relato sea desenmascarado.
Uno se da cuenta, y no hace falta ser ducho en la
materia, que quién marca la agenda política argentina es el oficialismo, que
trata por todo los medios de instalar los temas en la sociedad que a la larga
le sirven para desvirtuar la realidad o tratar de desviarla, tratando de taparla.
A veces le sirve para tapar o desvirtuar los errores de un sistema populista
que lejos de ser imparcial y equitativo es todo lo contrario.
Pero para que ello funcione la premisa es ningunear
a la oposición, se aprecia en la forma como se ignora a los partidos políticos
y a sus dirigentes; el oficialismo y la Casa Rosada no los tiene en cuenta, ni
en los mínimos temas: solamente fueron invitados a casa de gobierno cuando CFK
anuncio en abril de 2012 los famosos vuelos de la línea de bandera
nacionalizada a Puerto Argentino, propuesta que fuera rechazada “in-limine” por
los “kelpers”.
Es que para los ladinos del gobierno y para la
propia CFK según ellos la oposición llamada despectivamente “opo” no forma
parte del “Proyecto Nacional y Popular”, como si dicho proyecto fuera creado
por el kirchnerismo en el 2003, negando la historia y borrándola de un plumazo,
nada se dijo que Don Hipólito Yrigoyen, quién a casi un siglo del hecho más
histórico de la Nación Argentina comenzara a cambiar la política social del
país, fuera su creador. Es que esto también es parte del relato kirchnerista,
tergiversar u ocultar la historia, o acaso no fue el propio Néstor Carlos
Kirchner quién había dicho que en la democracia moderna argentina no se había
nunca avanzado hacia los derechos humanos como en su gobierno, olvidándose del
histórico juicio a la juntas del Proceso de Reorganización Nacional, teniendo
que pedir luego disculpas a Raúl Alfonsín, aunque dichas disculpas no fueran
tan rimbombantes como su “gafe”.
Así los medios de comunicación pro-oficialistas lo
único que hacen es tirar dardos contra la oposición y principalmente ignorar al
radicalismo: nadie duda a esta altura que la U.C.R. es el único partido que se
encuentra en todas las latitudes de la nación, por lo cual para el oficialismo
es indispensable que el radicalismo vaya dividido, por aquello del “divide y reinaras”. Así encontramos
gente radical que no se sabe con qué fines tiende a entregar el reino por un
plato de lentejas, pretendiendo que el partido vaya solo en las elecciones
legislativas de este año o con alianzas imposibles con partidos y personas que
no representan los postulados del radicalismo.
Ahora es común escuchar en la gente, porque el
oficialismo lo instaló en la sociedad, ¿A quién tienen los radicales para
poner?, ahora lo inteligente sería también preguntar ¿A quién tiene el
oficialismo para poner?, como legisladores o en el cargo de presidente en el
2015, al impresentable de Guillermo Moreno, a la Comandante Nilda “Teresa”
Garre, a Randazzo, De Vido y compañía, o a Máximo Primero.
Es que el oficialismo sin CFK no tiene
representatividad, todo comienza y termina en ella, nadie duda que a estas
alturas la cosa pública, o sea la república, sea el fuerte o el deseo del
oficialismo. Ellos instalaron el relato de la teoría de que el kirchnerismo es
un gobierno popular, pero lo cierto es que estamos ante el mejor populismo
puro. Donde la historia se reescribe diariamente a favor del gobierno, el
clientelismo político está asegurado con subsidios, asignaciones y prebendas
que salen indiscriminadamente del erario público, asegurando el poder.
Por eso todo gira en torno de CFK, es como Hugo
Chávez, con la diferencia que el venezolano tiene reelección indefinida y
poderes sobrenaturales, gobierna y firma decretos hasta estando moribundo, pero
el bolivariano no tiene su muñeco, Cristina sí, esperemos que no estemos ante
otra “La razón de mi vida” y obliguen a los niños del país a pedírsela a los
Reyes Magos.
P.D.: Ah, me olvidaba, esta nota fue escrita el día
20 de enero de 2013, año IX de la Revolución Kirchnerista, Nacional y Popular,
si Chávez data así sus documentos con
los años de su revolución bolivariana, porque no lo implementamos también con
nuestra revolución criolla. Sigamos copiando que vamos bien. ¿Bien?
(*) Aurelio Nicolella, nació en
Lanús, provincia de Buenos Aires, el día 11 de septiembre de 1962, es abogado,
ex-docente universitario, escritor, pensador e investigador histórico.