El presidente electo de los Estados Unidos de América, Donald Trump, a pocas horas de asumir el cargo más importante del mundo sigue siendo una incógnita.
Si vemos las actitudes que ha tomado tanto en la
campaña electoral como en este periodo de transición, deberíamos decir que comienza
una nueva etapa, en lo particular para el país del norte y en lo especial en el
mundo.
En lo particular es seguro que la política económica
será fundamental para su mandato, se supone que la administración Trump aplicara
una política de puertas adentro, economía cerrada, privilegiando todo lo que se
produce dentro de las fronteras estadounidenses y gravando con aranceles altos
lo que provenga del exterior.
En economía política, hay dos y hasta tres
opiniones diversas en cuanto a esta política a implementar por el “magnate
presidente”:
.- La primera opinión dice: que esto hará crecer la
debilitada economía local que se encuentra deprimida desde hace décadas, fortalecerá
el crecimiento interno y su producto bruto mejorara con creación de empleos saliendo
de ese porcentaje de pobreza tremendo que hoy llega hasta casi un 20,1% de la
población económicamente activa (casi 50 millones de personas), con un índice
de crecimiento bajo, que no supera el 2% anual en el mejor de los casos,
creando con ello una desigualdad social no vista desde la crisis de 1929, teniendo
en cuenta que la tasa de desempleo llega a casi un 15,8 (o sea casi 27 millones
de personas). De seguir con estas cifras dicen los que apoyan los cambios de
Trump, el famoso “the american dream”
(sueño americano) sería solo parte de los libros de historia.
Los partidarios de cerrar las fronteras económicamente
pregonan que esas cifras negativas caigan y existiendo mano de obra disponible
genuina estadounidense se podrá crear empleos descendiendo esos índices alarmantes
de desocupación y desiguladad.
.- La segunda opinión es que al cerrar la economía estadounidense
al mundo, al corto tiempo terminara haciéndola no competitiva.
El mundo después de la caída del Muro de Berlín ha
entrado en una globalización, que no es más ni menos un proceso económico,
tecnológico, político y cultural a escala planetaria donde la creciente
comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo une a sus
mercados, sociedades y culturas. Y es común escuchar a los teóricos económicos decir
al respecto: “la economía de un país que no está dentro de este circuito no
existe”
También sostienen en oposición cerrar la economía,
ello surtirá un efecto al principio de bienestar con ocupación de mano de obra
que hoy está sin empleo, pero en el futuro haría perder la posibilidad de
negociar los productos y mercancías en el extranjero, por perder competitividad
y/o calidad de esos bienes de producción, se adentra en un terreno difícil en
una espiral de recesión, y con ello se perderían esos empleos ganados al
principio, considerando que de adoptar esta postura se aplicaría “populismo”
puro y se sabe en que termina ello.
.- La tercera postura económica sostiene que se
debe cerrar la economía estadounidense pero dejar abierta “puertas” al comercio
exterior, para dar la posibilidad que la economía sobreviva en el tiempo, sea
competitiva no perdiendo mercados que de otra manera sería difícil de recuperar
en el futuro, más teniendo a China enfrente ocupando mercados que abandonan o
pierden los distintos países.
Así plantean la creación de empleos “temporales” o “programados”
que consisten en que los trabajadores trabajen unas tres o cuatro horas tres
días a la semana para la actividad privada, entrando el estado a subvencionar u
otorgar préstamos a estos trabajadores para emprendimientos propios en las
horas en que no trabajan para sus empleadores. Esto sería algo así como una economía
“capitalista-mixta” del siglo XXI, en donde capitalismo, estado y empelado-emprendedor
serían los pilares del sostenimiento de la economía de la nación. Ello debería ser
así en una primera etapa, porque esta corriente sostiene que se va a un mundo
sin empleos ni empleados en el corto plazo, donde las máquinas y la tecnología reemplazara
a sistema de trabajo conocido.
Por ello la política que implemente desde el 20 de
enero de 2017 Donald Trump repercutirá en el mundo, es la primera economía del
Planeta Tierra. Europa como principal socia tanto en lo político, militar y como
en lo económico deberá adecuarse a esta situación, el viejo continente todavía
no ha podido salir de la crisis del año 2008, las desigualdades de los miembros
de la Unión Europea se siguen viendo, donde una Alemania sigue siendo la
locomotora de las finanzas europeas, y donde países como España, Italia, Grecia
y Portugal se encuentran en las antípodas del país germano, por eso están pendientes
sus economistas de la actitud que tome Donald Trump, ya que si cierra la economía
estadounidense tendrán alguno países europeos la posibilidad de equilibrar sus alicaídas
economías, la posibilidad de reactivación surge al ya no tener un competidor
tan importante como los Estados Unidos, pero esta posibilidad será plausible a
largo plazo.
En cuanto a América Latina ello será más compleja,
por la confusa variedad de gobiernos de distintos tintes políticos que existen,
países como Chile, Perú, Uruguay y Brasil la situación tendría que seguir
igual, pero países como México y Argentina en donde hoy la balanza comercial
les favorece hoy, con las políticas económicas futuras estadounidenses les
comenzara a ser desfavorables sintiéndose más aún en el país azteca, donde
la exportaciones a Estados Unidos son del 80,60% contra la importaciones de un
47,98 %,ventajas obtenidas porque son socios en el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN) el cual el presidente electo ha manifestado su deseo
de retirar a su país del mismo. Si se suma la caída brusca del peso mexicano en estos dìas previos a la asunción de Trump, el panorama futuro para los mexicanos es muy desalentador, economistas mundiales acusan a México de haber sido muy dependiente en estas últimas décadas de la economia estadounidense y haberse comprometido en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Donald Trump asumirá la presidencia de la potencia más
importante del mundo; que haga o deje de hacer trascenderá las fronteras de su
país tanto en lo económico como en lo político. El mundo está expectante.