Es una historia poco conocida tal vez porque tiene que ver con unas lejanas y desoladas islas en medio de un océano enfurecido, pero no deja de ser interesante saberlo y ahonda en la historia.
El “Foreign & Commonwealth
Office” (Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Mancomunidad de Naciones
del Reino Unido), había presentado en 1957 una propuesta para otorgarle a las
Islas Malvinas la independencia territorial dentro de la Mancomunidad
Británica de Naciones, dicha proyecto aconteció durante los gobiernos de los primeros
ministros Anthony Eden y Harold Macmillan del Partido Conservador inglés.
En dicho periodo de post-guerra
corría una ola independentista en todas las colonias de las potencias que habían
vencido la II Guerra Mundial, ya que muchos habitantes de dichas colonias habían
colaborado en la lucha contra las potencias del Eje, como venía sucediéndole a
Francia y su Imperio colonial.
Ese así que el famoso “dossier” con
varias propuestas para otorgar la emancipación a las colonias se encontraba las
“Falklands Islands” (Malvinas), el proyecto contemplaba varios pasos, el
primero era tratar de ayudar a las colonias a tener su autonomía gobernativa (administración propia), y autogestión económica, las fuerzas militares británicas continuarían velando por la
seguridad externa de dichas colonias autónomas, luego en un periodo de tres a
cinco años alcanzarían la independencia del Reino Unido pero con el estatus
dentro de la Comunidad Británicas de Naciones.
En el caso puntual de Malvinas,
dicho territorio se encontraba lejos de la metrópoli y el Reino Unido aunque
vencedor de la gran guerra todavía no salía del costo bélico que la misma origino,
era urgente eliminar ese déficit que otorgaba el mantenimiento administrativo
de dichas colonias, el hecho de que se auto administraran pero bajo el dominio
y la tutela británica era un paso importante para la recuperación económica británica.
El Reino Unido siempre tuvo
intereses en el Atlántico Sur, las dos frustradas invasiones inglesas a la
ciudad capital del Virreinato del Río de La Plata Buenos Aires eran una aspiración
de crear una gran colonia inglesa en la América del Sur pero por las invasiones
napoleónicas en Europa quedo trunca, seria nuevamente retomada en enero de 1833
cuando el capitán John James Onslow a cargo de la corbeta de 18 cañones “HMS
Clío” ocupo y desalojo a las autoridades argentinas. Las Malvinas bajo pabellón
de su Majestad Británica servirían para comenzar a colonizar la Patagonia,
región esta que aún estaba deshabitada y no estaba bajo jurisdicción “de facto”
de ninguno de los dos países sudamericanos que la reclamaban, Chile y Argentina,
asimismo se sostenía la necesidad de contar con un puerto de escala en la ruta
a Australia, cuya colonización estaba entonces en pleno desarrollo, el estrecho
de Magallanes era ambicionado por ingleses desde hacía décadas, era el paso
obligado entre el Atlántico y el Pacifico todas las mercaderías pasaban por
dicho estrecho, faltaba mucha agua por correr para la existencia del futuro
Canal de Panamá.
Volviendo al proyecto trunco independentista
de Malvinas por los británicos, la idea se encontró con un escollo insalvable
que hoy incluso en el tiempo persiste, la poca y escasa población, se estudió
la posibilidad de implementar (transplantar) en el territorio isleño a británicos, pero a través
de un estudio preliminar que se hizo estos rechazarían radicarse en unas islas olvidadas lejanas, frías, y solo conocidas por
algunos burócratas londinenses, preferían radicarse en Nueva Zelandia,
Australia o en todo caso en las islas británicas del Caribe.
Dicho famoso “dossier” se llevó a
cabo con muchos territorios de ultramar ingleses, especialmente en África, pero
en el caso de Malvinas y de las islas británicas del Caribe quedo pospuesto por
años, en este último caso hasta los años ochenta en que dichas islas caribeñas
consiguieron su independencia bajo el manto de la Mancomunidad de Naciones Británicas
manteniendo lealtad a la casa real británica.
En la cuestión Malvinas, la República
Argentina siempre reclamo en forma diplomática y tibiamente, la soberanía sobre
las islas del Atlántico Sur era una cuestión más nostálgica que real, hasta
1965 donde bajo el gobierno del presidente argentino Arturo Umberto Illia, pero
el gobierno Illia se propuso presentarse ante la Organización de las Naciones
Unidas y presionar al Reino Unido y así la resolución número 2065 de la
Asamblea General de la ONU, aprobada el 16 de diciembre de 1965, reconoció la
existencia de una disputa de soberanía entre el Reino Unido y la Argentina en
torno a las Islas Malvinas, donde se estableció el objetivo de eliminar toda
forma de colonialismo. La resolución 2065 de la ONU establece que existen dos
partes en la disputa ellos son la República Argentina y el Reino Unido de la
Gran Bretaña. De esta manera se considera a la Argentina, y no a otro grupo,
como la víctima de la acción colonial británica, la resolución establece que la
disputa debe resolverse tomando en consideración los intereses de los habitantes en oposición a los deseos de un pueblo con derecho a la
autodeterminación.
Aunque ya se había abandonado
la idea de autonomía independentista de
las islas por parte de los británicos, ahora lo cierto que cualquier iniciativa
al respecto iba a ser inútil y estéril ante la posición argentina.
Lo que llevo años después a que desde
el número 10 de Downing Street, Harold
Wilson el primer ministro del partido Laboralista, junto al titular del “Foreign
Affairs Foreign Secretary” Garret FitzGerald y James Callaghan “Secretary of
State for Foreign and Commonwealth”, en junio de 1974 le propusieron al presidente
argentino Juan Domingo Perón una administración compartida sobre las islas
Malvinas, es famosa la frase del general argentino: "Si ponemos un pie
sobre las islas, no nos sacan más", le había dicho a su canciller Alberto
Juan Vignes. Pero lo cierto es que el presidente Perón murió el 1° de julio de ese año y los ingleses
retiraron la propuesta. Lo que vino después es historia conocida por todos.
Aquel famoso “dossier”
seguramente deberá estar archivado en algún estante de la burocracia británica,
el tiempo y la geopolítica internacional con sus avatares hace y deshace. La cuestión
Malvinas seguirá por muchos años más, dando que hablar y escribiendo páginas
por una o por otra postura.