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PERON SIN MITOS

Por Aurelio Nicolella

Hoy hace cuarenta y seis años falleció el líder más polémico del siglo XX que haya tenido la República Argentina, el General Juan Domingo Perón, militar de profesión y tres veces presidente constitucional.

Lo cierto es que aunque haya pasado más de tres décadas todavía la biografía final del caudillo justicialista aún no se ha escrito, y eso es debido a lo discutible que fue su protagonismo el poder político de la nación Sudamérica.

Juan Perón asume a la escena política de una manera poco ortodoxa para un político democrático, él fue producto de un golpe militar, el de 1943, de orientación filo-fascista que se oponía al conservadurismo liberal de inclinaciones anglófilas del Presidente Castillo, surgido del periodo llamado la década infame, por lo cual la interrupción en la escena política de dicho movimiento militar en un momento en que el mundo, dividido en dos fracciones se batía a duelo en una guerra mundial, dicha guerra fue auspiciosa para la República Argentina y precisamente el Coronel Perón supo aprovecharla desde su lugar como Secretario de Trabajo, organismo que nadie quería ocupar y luego en la Vicepresidencia junto al General Edelmiro J. Farrell hasta llegar al famoso 17 de octubre de 1945 en donde se podría decir que el proyecto de Perón comenzó a gestarse como modelo de política.

Lo cierto es que varios mitos se tejieron desde el inicio desde el pro-peronismo y el post-peronismo vivo Perón, siempre se sostuvo que él fue quién industrializó la Argentina, cuando ya existían mucho antes del famoso 17 de octubre de 1945 una industria nacional que ocupaba mano de obra nativa, mal paga y en pésimas condiciones laborales desde ya, pero sería falaz pretender creer que los que se movilizaron aquella histórica jornada eran un típico producto del nuevo movimiento, ya existían como clase trabajadora mucho antes que el fenómeno justicialista asomara sobre el horizonte argento.

Es así que cuando Perón pretende incursionar en la industria aeronáutica y especial la misma tuvo que desarrollar en la provincia de Córdoba, único lugar del país donde por las grandes inversiones que en energía hidroeléctrica se había desarrollado en la décadas del treinta y el cuarenta posibilitar que dicha industria floreciera.

Perón contó con una inmensa caja de dinero, producto de que los alimentos argentinos concluida la guerra mundial eran necesarios para paliar el hambre, entonces con una Europa diezmada por el caos que la misma produjo, un Estados Unidos que debía prestar atención al nuevo cuco que se le avecinaba, el comunismo, dejaba hacer y el gobierno peronista aprovechaba.

Pero el líder argentino apostó y apostó mal, siempre pensó Perón y lo creía que la tercer guerra mundial tendría lugar mucho antes que lo que tardo la Segunda y en eso se equivocó o al menos no supo ver que dicha guerra mundial iba a ser totalmente diferente a los dos anteriores, lo que el mundo digno en llamar “Guerra Fría” acabo con las aspiraciones de poder de Perón.

En su segunda presidencia de 1952 a 1958 la cual no iba a concluir por el golpe de estado del 16 de setiembre de 1955 se podía avizorar que las políticas peronista hacían agua, así la población comenzó a tener restricciones que iban desde comer pan negro, suba de precios, inflación y recortes de beneficios sociales, amén de desvalijar las cajas jubilatorias que tenían “superávit” total, en una población en donde de diez aportantes al sistema había un solo beneficiario del mismo, dichas sumas confiscadas jamás fueron reintegradas, el mismo Perón lo reconoció en su tercera presidencia.

El Perón de calles, provincias y lugares que exaltaban al mejor estilo “personalista” su nombre o de su esposa, o el de las confiscaciones de medios de comunicación, sin pasar por la obligatoriedad de afiliación al partido gobernante, el luto obligatorio o los famosos jefes de manzanas verdaderos oídos y ojos del poder, pero lo peor era la persecución política de opositores como Balbín o Frondizi. Todo aquel que pensara distinto a la nueva doctrina se lo bautizaba como “gorila”, término que aún hoy los peronistas usan para denigrar a opositores.

Pero también poco se sabe que entre los días 10 al 30 de octubre de 1947 en Formosa en el paraje Rincón Bomba la Gendarmería Nacional masacró a casi mil quinientos aborígenes de la tribu “pilagá” (incluidos niños, mujeres y ancianos) que intentaban realizar una marcha en reclamos de mejores condiciones de vida y que hoy la justicia determinó que fue un crimen de lesa humanidad.

En el exilio Perón quiso demostrarse para occidente como el nuevo Charles De Gaulle, democrático y progresista. En cambio para la juventud izquierdista la cual uso, llegando a decir de ellos “la juventud maravillosa” la misma que mataba, secuestraba y mutilaba a la sociedad como un discípulo de Mao Tse-Tung, el mismo que cuando por tercera vez asumió la presidencia se presentó como “Apóstol de la Paz” y echo a esa misma juventud que alentaba sus luchas fratricidas pero les sirvió de puente para retornar al poder.

Lo cierto es que a su fallecimiento, la Argentina no entro en un periodo de paz y prosperidad, fue el comienzo de la noche más negra que vivió el país.
Es por ello que Perón quiso ver un futuro para su país pero no supo encaminar en el presente que le toco vivir, no comprendió que ningún país puede quedar excluido en el concierto de las naciones, y en los vaivenes que la historia va marcando.

Juan Domingo Perón, gustara a muchos o a pocos fue un político con muchos aciertos y otros tantos desaciertos, que marcó una época de un país y un continente, pero le faltó ser un gran geopolítico para marcar al mundo.

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