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ARGENTINA: LA INFLACIÓN TAN TEMIDA

Por Aurelio Nicolella.

La inflación, la inseguridad, el costo de vida, la desigualdad social, la fragmentación de la sociedad sumado a los proyectos truncos e inconclusos del presente gobierno, han hecho que el ejecutivo nacional se encuentra empantanado y sin poder salir de esta situación dramática, contando que hay funcionarios como la gobernadora implica en un “affaire” de aportantes truchos.

Un congreso nacional que no encuentra el rumbo donde el senado se encuentra a merced de una sola persona como es el senador nacional por La Rioja.
Donde el poder judicial no cumple su rol de árbitro social de la nación, con jueces preocupados en quedar bien con padrinos políticos, salvar sus pellejos (entiéndase su calidad de vida) o sacar tajada para evitar que familiares no sean llevados a proceso.
Da un panorama político-social-económico de la República pesimista con ribetes completamente magros y sin un futuro vigoroso en el porvenir.

Para muchos la situación que el gobierno no pueda controlar la inflación, y que este le achaque a que son los empresarios los culpables por tener una cultura industrial corporativista, muchos de ellos hoy implicados en el famoso caso “Gloriagate”;  hace que la gente tema por su futuro, nunca se debe olvidar que el retorno de la inflación es un monstruo que asusta a muchos argentinos, según un estudio presentado por la Cátedra de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Estatal Washington de EE.UU., un argentino de setenta años de edad vivió en promedio cuarenta y cinco años en estado democrático y veinticinco años en gobiernos de régimen “de-facto”, pero de esos setenta años se podría decir solo vivió quince años en una economía estable sin sobresaltos inflacionarios, es por ello el temor al monstruo de la inflación para muchos.
Walter Alex Echenique, mexicano y director de la cátedra ha dicho: “... la inflación en Latinoamérica, pero más aún en la República Argentina es el factor que hace naufragar a los gobiernos democráticos, produce el descontento en la población y ello se refleja en el desgobierno de las autoridades que se ven obligadas a calmar a esa población buscando recetas populistas o neoliberales según el caso, que terminan siendo demagógicas, prometen sabiendo que no pueden cumplir, es como alargarle la esperanza al enfermo terminal y lo cierto que de inflación a hiperinflación hay un corto y breve paso. Dicha inoperancia gubernativa hace que no se ataque el mal, o sea la inflación con medidas que deben ser puramente económicas y no asistenciales, los gobiernos latinoamericanos se olvidan que lo asistencial se realiza efectivamente mejor con una economía fuerte, a la pobreza no se la combate con más pobreza...”

Lo cierto es que la Administración de Mauricio Macri a cargo hoy del ejecutivo argentino no posee la capacidad a esta altura de controlar la inflación, simplemente porque ha perdido confianza en los estamentos financieros mundiales,  la argentina ya no es una inflación controlada, es sabido que es muy difícil que pueda revertirse el brote inflacionario, con una fuerte e incontrolable suba de la divisa estadounidense,  aunque para muchos ya dejo de ser un brote para ser un arbolito con perspectiva de crecer y ser un secuoya, (Sequoiadendron giganteum).

Hoy Argentina carece de estabilidad de precios que es fundamental para el desarrollo de una economía y los aumentos de precios de los distintos productos y servicios en el largo plazo es perjudicial.

Los servicios públicos como transporte, electricidad, gas y telecomunicaciones se encuentran con precios internacionales inalcanzables para la otrora prospera clase media argentina, la pregunta es ¿cuánto tiempo más podrá el ejecutivo mantener esta situación?, sin caer en una crisis como las vividas en 189 y 2001, lo sabido es que el aumento de estos servicios básicos hacen estallar la hiperinflación, un ejemplo es el transporte público, que según el Ministro de Transporte de la Nación Guillermo Dietrich  sigue siendo hoy uno de los más barato de todo el mundo occidental, la suba del transporte público repercute en la sociedad disparando los precios en cadena. Es que hoy en Argentina la suba de cualquier servicio, transporte o combustible por mínimo que sea se encuentra encadenado al resto, se ha creado un perverso y siniestro sistema económico imposible de poder desmantelar sin que no haya estamento de la sociedad perjudicado.

Los economistas argentinos como internacionales están contestes en admitir aunque lo hacen en voz baja que el gobierno no tiene capacidad ya de poder poner orden a la situación económica, ni de poder negociar con los grupos de poder, dos son los factores principales, el primero que se encuentra atada a los sindicalistas los cuales obligan y dictan las variantes económicas en base a las necesidades propias de estos para con sus afiliados gremiales,  los periodistas extranjeros y pocos nacionales son los únicos que se animan a decirle, porque saben que no recibirán represalias, existe un gran blindaje periodista que beneficia a la administración de Mauricio Macri.
Pero el segundo factor es que el gobierno del ingeniero Macri ha perdido la credibilidad, hoy solamente el veinte por ciento de la población ve con buenos ojos la gobernabilidad, pero a niveles de empresarios e industriales, inversores y capitalistas, la credibilidad ya es nula.

Un industrial de la industria automotor suele decir desde hace una parte a estos tiempos en toda reunión de empresarios que concurre que “...cuando se pierde la credibilidad es muy difícil recuperarla, hoy el presidente en los medios económicos-financieros ya no es creíble...”

En la cámara de diputados y senadores hay legisladores que a veces “sottovoce” y otra en forma solapada dan a entender que este es el tiempo más difícil del gobierno nacional, que el poder ejecutivo ha perdido el rumbo, dar un paso al costado, sería lo mejor, intuyendo con ello que la renuncia del presidente de la Nación sería lo mejor para el país ello traería un “shock” de confianza tanto a nivel económico como social. 

Todo plan económico que el gobierno dese implementar está destinado al fracaso por mas buenas intenciones que posee, “sin confianza no hay victoria ni esperanza” dice el viejo adagio romano

El ex presidente Eduardo Duhalde en alta voz y Ricardo Alfonsín “soto voce” dicen que el único que puede aglutinar y encontrar una salida sería Roberto Lavagna, controlar la inflación, manejar al Banco Central y sus tasa de interés y pelear la deuda externa generada en la actual administración. Por eso se escucha ya decir que “... el Señor Presidente debe darse cuenta que a veces renunciar no significa claudicar a los principios, debe entender que su tiempo ya pasó...”

En síntesis habrá otra renuncia presidencial que vivirán los mortales argentinos, sufrirán una nueva hiperinflación o el capitán del barco, como en el cuento danés despertara de su letargo llevara a puerto el navío pese a las tormentas dando un vuelco de timón.

Esperemos no estar subidos a un Titanic, y que ningún “iceberg” nos colisione.