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RADICALES, AL QUE LE QUEPA EL SAYO QUE SE LO PONGA

Por Aurelio Nicolella (*)

El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor, esta frase la dijo el filósofo chino Confucio allá lejos en el tiempo, no por ser tan distantes en nuestro tiempo no deja de ser actual y aplicable a circunstancias de hoy.
La Unión Cívica Radical, partido centenario, como últimamente les gusta decir a muchos de sus dirigentes, como si eso daría seguridad de triunfos electorales, ha caído otra vez en su propia telaraña, las alianzas que tejió no dieron frutos, al contrario hicieron que el partido centenario, termine a ser un mero espectador sombra de la política argentina, sin protagonismo relevante.
La crisis radical de hoy, se forma desde dentro del partido mismo, viene de años de desidia de sus dirigentes, eso queda claro y es absurdo negarlo.
Sus dirigentes, incluso los de base, se transforman en verdaderos caudillos de sus territorios o circunscripciones, se eternizan y atornillan en sus sillas, mostrando a veces títulos y pergaminos de otras épocas que hoy ya no convencen a nadie ni a propios ni a ajenos. No atisban a incorporar la minima renovación, e incorporar cuadros militantes populares, con llegada principalmente a los jóvenes como siempre se caracterizo el partido de Leandro N. Alem.

Es tal la situación del partido que ser el hijo o el conocido de algún caudillo o dirigente radical de antaño, basta para posicionarse en el entramado de la agrupación política centenaria y exigir cargos y puestos, aunque se sabe que la capacidad de estos es dudosa.
A nadie escapa que el radicalismo de hoy perdió lo más importante la militancia en todos los estamentos de la sociedad, nadie ya conoce o identifica si existen agrupaciones sindicales radicales, o si las agrupaciones universitarias como Franja Morada siguen estando al frente de centros de estudiantes defendiendo los derechos de la educación libre y pública, banderas radicales que vienen desde la reforma universitaria de 1918.
Hoy, como radical que soy, por convencimiento, considero que se abandono lo más importante, la militancia y el espacio vacío en política te lo van a ocupar siempre otras agrupaciones. 
Sobre eso Alcide De Gasperi, el político italiano, que tuvo que luchar contra el fascismo italiano y después organizar la Italia de post-guerra, solía decir que “los militantes de los partidos políticos son para la democracia lo que el corazón es para un ser humano, el motor de la vida política de la democracia”.
Así, hoy tenemos en el radicalismo del siglo XXI que sus comités, que otrora eran los centros en donde se reunían los vecinos, donde se debatía desde política y hasta se realizaban las mas diversas actividades sociales, hoy son  locales que permanecen cerrados en la mayoría de los días del año. Muchos hasta dan lastima en el estado deplorable en que se encuentran.
Un viejo militante radical de Lanús, no se cansa de decir que el partido esta lleno de dirigentes radicales que llegaron a ocupar cargos públicos o los ocupan todavía, que solo se fijan en las jubilaciones de privilegio que pudieron cosechar o las dietas actuales que perciben y los contactos que les quedan al concluir sus mandatos y se olvidan que llegaron a donde están gracias al partido y los militantes de base.
El país, la sociedad y la política argentina necesitan del radicalismo, de aquel radicalismo de pensamiento democrático, participativo, equitativo, idóneo y popular, las banderas que nunca tuvo que abandonar.
Se debe llegar con el discurso y los ejemplos de trabajo, honestidad y futuro a toda la sociedad y principalmente a los jóvenes de la sociedad, en mi ámbito como docente universitario lo veo a diario, los jóvenes necesitan participar es una necesidad biológica de esa juventud, dejar ese espacio a otras agrupaciones políticas que por espacio natural le pertenecen a la Unión Cívica Radical, es un suicidio.
Entonces los diputados, senadores, concejales y gobernantes que aún quedan del radicalismo, deben saber que la vida partidaria se cambia desde adentro, es sabido que la vida política se renueva y los partidos políticos también este es el momento histórico del partido de Alem e Yrigoyen, sin abandonar sus banderas históricas que deben ser renovadas a la actual época en que vivimos.
El radicalismo no puede tener un final así, como el que se avizora, no lo merece la Argentina, ni la ciudadanía, ni nosotros los militantes, afiliados o simpatizantes de la U.C.R., ni los miles de hombres y mujeres que han contribuido con él en el pasado, para la construcción de una alternativa democrática en nuestra nación.
Hoy el lema radical debe ser para militantes y simpatizantes, crezcamos y seamos alternativas sin doblarnos ni rompernos.
Al que le quepa el sayo que se lo ponga.

(*) Afiliado y militante de la Unión Cívica Radical
 
Aurelio Nicolella, nació en Lanús, Provincia de Buenos Aires, el día 11 de septiembre de 1962, es abogado, docente universitario, escritor, pensador e investigador histórico.