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UN CUENTO CHINO

Por Aurelio Nicolella.

Que China sea el cuarto país más grande del mundo en extensión y que por ser el mayor país poblado del orbe con lo cual de cada seis habitantes sobre este planeta sea chino nadie lo desconoce, pero lo que muchas personas de este mundo tan cambiante, si conoce es la inmigración china, muchos se preguntan cómo se da y porque se da.

Lo primero que uno piensa al respecto es como China es un país con mucha población, una densidad de ciento treinta y seis habitantes por kilómetro cuadrado, y que por ello los chinos emigran; la falta de espacio, de alimentación, la represión del comunismo más capitalista del mundo, etc..., pero lo cierto es que detrás de esa inmigración dirigida a los cuatro puntos cardinales del planeta tierra se encuentra un plan geopolítico-económico que es planificado y preparado, para beneficio de uno pocos.

A cualquier sociólogo o geopolítico le llama la atención, que los que emigran de China son habitantes de las zonas mas relegadas, tanto económica como socialmente, del país asiático.
Resulta imposible y poco creíble que los mismos lleguen a sus nuevos destinos con sumas de dinero que a veces son muy difícil de obtener aunque se ahorrará por años, el promedio de sueldo de un chino de la zona campesina no llega a los cien dólares estadounidenses al mes.

Detrás de este telón esta otra historia, la historia de los jerarcas del régimen comunista y sobre todo de los generales del ejército rojo chino, ellos son los que reclutan, facilitan y adoctrinan a los futuros inmigrantes los que son enviados a las distintas latitudes del globo a fin de efectuar los más diversos negocios y con los dividendos que dichos negocios engrosar las suculentas sumas de dineros de esos jerarcas del partido y del ejército, depositando los dividendos en paraísos fiscales o haciéndolos ingresar en forma camuflada en los países del primer mundo en donde desarrollan una vida de sultanes invirtiendo dinero en las principales empresas de viejo continente o de los Estados Unidos de América.

El gobierno de los Estados Unidos a través de su oficina de Inmigración desde hace tiempo viene observando como a los chinos se les hace fácil salir del país oriental con suculentas sumas de dinero o remesas de dinero que les llega desde el país origen una vez establecido. Tanto es que ello llamo la atención a dicha oficina gubernamental que desde hace quince años ha puesto la mira en esa conducta, poniendo trabas a dicha inmigración china.

Por ello es que desde una década la inmigración china se dirige hacia países latinoamericanos, principalmente Argentina, Brasil, Chile y Uruguay que cuentan con grandes centros urbanos donde pueden desarrollar mejor su actividad, la que siempre consiste en la venta de mercaderías alimenticias a través de cadenas de supermercados.

El abogado argentino de descendencia china Jorge Xiuan Yao*, manifiesta que "...a los chinos y sus familias se los trae engañados, tal como en la década del veinte del siglo pasado se traía engañados a las mujeres eslavas prometiendoles que trabajarían como domésticas en las mejores casa de familia de Buenos Aires, para después de arribar a puerto ver que la realidad era la de trabajar en los prostíbulos de la Reina del Plata..."

Tal es así que una vez que se encuentran establecidos en el país los chinos deben responder a un "dealer" que es el nexo entre el encargado del supermercado y los jerarcas estatales, dichos "dealer" tienen libre acceso a las embajadas chinas en el exterior, lo que hace se puedan mover con total impunidad dentro de la colectividad china.

El comerciante chino, Guan Shuachu*, radicado desde hace más de veinte años y que no tiene nada que ver con la emigración actual que se viene produciendo desde hace una década, manifiesta que siempre han querido tratar de denunciar esta práctica típica del siglos anteriores, "...pero siempre hemos encontrado una muralla más grande que la que existe en China para poder denunciar..." y mantiene "...que para poder concurrir a la justicia argentina es necesario la denuncia directa de las víctimas, pero muchas veces no quieren o no pueden ya sea por desconocer el sistema argentino de denuncia, o peor por temor, miedo o amenazas que reciben los familiares de los emigrantes que quedaron en China, que son los reales rehenes de los capitalistas jerarcas..."

Es así que cuando un chino se encuentra en problemas con la ley argentina, ya sea penal o civilmente, su "delear" lo reemplaza enviándolo de vuelta a China.

El abogado Gabriel C.*, que fue letrado por muchos años de un grupo de supermercados orientales cuenta que cuando el supermercado comienza a dejar de pagar a proveedores y a empleados los cierran y abren otro cerca del anterior, pero con nuevas personas traídas de China a las anteriores las envían devueltas a China o las trasladan a otros puntos del país donde abrirán nuevos supermercados. Dicho abogado cuenta "...tal a llegado la sustitución de personas que en uno de los supermercados un proveedor y el encargado chino discutieron yéndose a las manos en donde el asiático hizo gala de sus conocimientos de "kung-fu", intervino la policía formándose un proceso penal, cuando días después llegaron las citaciones para que concurriera el chino ya el "dealear" lo había sustituido mandando a Brasil al agresor, la causa penal no pudo avanzar, muriendo allí..."

Se habla en Argentina que la práctica de "trata de personas" que realizan estas organizaciones chinas tienen el beneplácito de las autoridades, de migraciones y municipales, estos últimos son los que más se benefician, los chinos para la habilitación de los locales no le temen a pagar lo que se les pida, más aún si es necesario "coimear" lo consideran hasta justo.

Se calcula que la suma de dinero proveniente de Sudamérica por las actividades comerciales que realizan los chinos superan los mil millones de dólares al año. Las ganancias originadas en los países sudamericanos son enviadas a paraísos fiscales o los mismos chinos y "dealears" se encargan de viajar hasta China continental para llevar el dinero donde los esperan en los aeropuertos los representantes de los jerarcas.
El periódico argentino Clarín, manifiesta que hay más de sesenta mil inmigrantes chinos o personas de origen chino que viven en la Argentina. La mayoría proviene de la zona de Fujian.

En la capital argentina han llegado a crear un "Barrio Chino" que se encuentra en el sector del barrio de Belgrano, donde es típico y llamativo los festejos del año nuevo chino.

En general los chinos son respetuosos de las normas y leyes argentinas, tratan de emplear a personal de acuerdo a la legislación vigente, y si alguno se halla en condición anormal es más por desconocimiento que por voluntad. Son a la inversa de los coreanos que contratan trabajadores ilegales para eludir sus obligaciones fiscales.

El chino-argentino Machu Liaoning, dice, que la colectividad china se encuentra bien compenetrada con la argentina, y "...que lo de la mafia china es una gran mentira, el chino es obediente y por más que deba responder a una persona es muy raro que se rebele, es así la cultura oriental, mucha sumisión, al chino no le importa trabajar catorce horas al día..."

Lo cierto es que muchas veces se compra en supermercados chinos por los precios o la calidad, pero realmente no sabemos la verdadera historia que hay detrás de las góndolas.

* Por pedido de las personas los nombres han sido cambiados.